Consumo colaborativo: si yo no lo tengo, tú sí.

¿Acabas de comprarte un mueble y te hacen falta herramientas?. ¿Para que vas a comprarte unas herramientas que sabes que sólo vas a utilizar una vez?. Luego se quedarán en el armario como las tantas cosas que tienes que ya no usas. Bien porque ya no te hacen falta, o bien porque ya perdiste el interés por ellas.

Consumo colaborativo: si yo no lo tengo, tú sí.

© Andrey Popov – Fotolia.com

¿Y si te digo que podrías ganar dinero por estas cosas que tienes olvidadas?

No suena mal, ¿verdad?.

Qué es eso de consumo colaborativo

Es algo así como: lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. Me explico. Es una manera de poder intercambiar, comprar, alquilar o vender cosas  o servicios a través de Internet. Seguro que ya estás siendo parte activa del consumo colaborativo y no lo sabes. Cuando compartes trayectos en coches que no son tuyos, como en Blablacar. Cuando compras cosas ya usadas, como en Segunda mano. Cuando alquilas a un particular una autocaravana, como en Areavan. Cuando te alojas en casa de un desconocido, como en  Airbnb…, estás consumiendo colaborativamente.

Y es que lo fundamental ahora no es el tener las cosas. Ya sabes, eso de tanto tienes tanto vales. Sino que ahora lo más importante es el poder acceder a ellas. Teniendo la opción de compartir trayecto con otras personas, ¿para qué quieres tener un coche si sólo lo usas una vez al mes?¿Para qué quieres pagar un hotel si tienes la posibilidad de alojarte más barato en casa de alguien, y con la opción de conocer más de cerca su cultura? ¿Por qué no compartir el mismo espacio de trabajo con otros profesionales y ahorrarte dinero?

 

¿A quién se le ocurrió esto?

La idea está recogida en el libro de What´s mine is yours” (Lo que es mío es tuyo) de Roo Rogers y Rachel Botsman. Su idea principal es la transformación de una sociedad basada en un “yo”, a una en “nosotros”. La cultura colaborativa deja de ser un estilo de vida de unos pocos para convertirse en la filosofía de la gran mayoría. Como he comentado antes, ya no es fundamental el tener todas las cosas sino tan sólo el poder acceder a ellas.

Según estos autores, los distintos bienes y servicios que se pueden compartir son:

  • Sistemas basados en los productos: puedes acceder a cualquier producto sin necesidad de comprarlo. Por ejemplo, compartir una plaza en un coche como en Blablacar.
  • Sistemas de retribución: las cosas que no utilizas, decides compartirlas, venderlas o alquilarlas. Por ejemplo el martillo que ya no utilizas lo ofreces en Trueque.
  • Vida colaborativa: consiste en compartir el tiempo, espacio, las habilidades…que tiene cada uno…Por ejemplo compartir el espacio de trabajo como con el Coworking.

 

¿Cómo se ha desarrollado?

Pues la verdad es que se han unido varios factores para hacer posible este proceso.

El primero de todos y más fundamental, ha sido el desarrollo de las nuevas tecnologías. A través de Internet ha sido posible desarrollar plataformas donde poder intercambiar productos o servicios entre usuarios.

El segundo factor ha sido las redes sociales. El hecho de estar todos interrelacionados ha facilitado la comunicación entre los usuarios. Si tu obtienes un servicio de una persona puedes comentar cómo ha sido éste. Si es recomendable o no. De esta manera, estas aconsejando a otros usuarios si deberían o no usar el mismo servicio.

Y el tercer factor ha sido la crisis. La difícil situación en la que se encuentra el mundo ha hecho que todo ahorro de dinero sea bien recibido. De tal manera que, si por alojarte en casa de un desconocido o el compartir coche te ahorras dinero, mejor que mejor. Pero es que también, te puedes ganar dinero prestando tú los servicios, alquilando o vendiendo los productos.

Cuestión de confianza

La base fundamental de todo este sistema es la confianza. Ésta, está muy relacionada con las  nuevas tecnologías y las redes sociales. Lo que te lleva a usar un determinado producto o servicio es la valoración que tiene ese usuario. Es decir, siguiendo con el ejemplo de Blablacar. Si quieres irte a Madrid, buscarás los conductores que tengan una valoración más positiva. Porque es señal de que no superan los límites de velocidad, no conducen temerariamente…Por el contrario, si decides hacer tu viaje y resulta que el conductor es un maleducado, que no maneja bien el coche, que no respeta las leyes…deberías de poner un comentario o una valoración negativa para que nadie más se suba con él en su coche.

Gracias a la participación de todos, es como se consigue que el consumo colaborativo se lleve a cabo. La suma de comentarios y valoraciones de servicios o usuarios es la guía para los nuevos usuarios. Nunca te alojarás en casa de un anfitrión que tiene muy malas reseñas.

Aspectos positivos y negativos del consumo colaborativo

Como siempre cada cara tiene su cruz. Estos son los aspectos más negativos:

  • No hay una regulación: son muchísimos los sectores que están sufriendo las consecuencias de este consumo colaborativo. El problema es que en la mayoría de éstos, no existe una regulación determinada. Por ejemplo, los usuarios de Airbnb que alquilan sus casa o habitaciones libres no pagan ningún impuesto, ni tienen permisos que un hotel está obligado a tener. Son numerosos los casos en los que una empresa de consumo colaborativo está en los tribunales porque ha sido denunciado por representantes del sector en el que desarrolla su actividad. Como ocurrió con Blablacar y las empresas de transporte de autobuses.
  • Falta de protección del consumidor: al no existir esa regulación el consumidor no sabe dónde se puede dirigir si obtiene un producto o servicio que no es el adecuado. Como mucho podrá dejar su reseña negativa en la mayoría de los casos, pero no puede acudir a una entidad que le respalde.

A pesar de estos aspectos está comprobado lo beneficioso del consumo colaborativo:

  • En algunos casos estas plataformas no están vinculadas a la obtención de dinero. Lo único que buscan es poner en contacto a unos usuarios con otros y compartir interese comunes.
  • Alto valor participativo: eres tú quién va ayudando a desarrollar estas plataformas. Con tus valoraciones, comentarios, puntuaciones van generando la estructura en la que se basa estos servicios. En las páginas de Internet se unen los oferentes y los demandantes de bienes y servicios. Lo mejor, es que puedes ser a la vez una cosa y otra.
  • Ahorro de dinero: tanto si eres el que vendes o intercambias un servicio o productos, como si eres el que lo compras, te saldrá más baratos realizarlo a través de estas plataformas.

Así que, como has comprobado, casi seguro que ya formas parte del consumo colaborativo. Hay tantas opciones como inquietudes o necesidades tiene la gente. Es un estilo de vida que cada vez se está haciendo más fuerte porque cada vez es más grande el número de usuarios. ¿Para que comprar algo si sabes que lo tienes a tan solo un click?

 


Isabel RomeroIsabel Romero es co-fundadora de enredandoporlared.com, agencia de SEO y copywritting. Colaboradora de Quondos y ponente en eventos de marketing online.

 

 

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