No te confundas, 'lo gratis' nunca es gratis

Vivimos un mundo digital donde nos hemos acostumbrado a que prácticamente cualquier aplicación podemos usarla sin ningún de coste económico. Miles de programas a nuestra disposición, muchos de ellos de una calidad óptima, y que usamos de forma totalmente gratuita. Sin embargo, llegar a ‘depender’ de ‘lo gratis’ tiene un riesgo elevado.
No te confundas, 'lo gratis' nunca es gratis

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El modelo de ‘lo gratis’ ha existido siempre en el mundo ‘off-line’, aunque es en la la Red donde está alcanzando su máximo apogeo. Fabricantes de aplicaciones de distinta índole compiten en un mercado saturado y muy competitivo, para ofrecer la mejor aplicación posible que logre cubrir un hueco o una carencia determinada, ofreciéndola de forma gratuita inicialmente, y con la esperanza de atraer el interés suficiente como para lograr en el tiempo que exista una masa crítica de usuarios que utilicen su producto.

Y el mejor ejemplo lo tenemos en Google, compañía que basa su modelo de negocio en los ingresos que recibe de todos aquellos anunciantes que desean publicitar sus productos; y para lograr que éstos esté lo más satisfechos posibles y tengan la mayor audiencia posible de ‘clientes’, Google trabaja en la fidelización de sus usuarios mediante la entrega completamente gratuita de un amplio portfolio de aplicaciones de gran calidad, lo que rompe las ‘reglas de juego’ impuestas por las empresas tecnológicas tradicionales, que han basado tradicionalmente sus ingresos en el pago de aplicaciones por licencia.

A nadie se les escapa que ‘lo gratis’ siempre tiene un coste. Las aplicaciones desarrolladas mediante este modelo tienen detrás personas a las que hay que pagar un salario, infraestructuras tecnológicas que hay que mantener, aplicaciones en las que hay que invertir para realizar los correspondientes mantenimientos correctivos y evolutivos, … Estas empresas tratan de que la experiencia del usuario sea lo más satisfactoria posible, con el objetivo de aprovechar el boca a boca, y de esta manera conseguir viralidad en la Red. Y para ello, deben realizar todas las acciones necesarias para tal fin.

Todas estas acciones suponen un coste económico para el fabricante que, como es natural, nadie piensa que lo hace por amor al arte; al contrario, tiene la esperanza de que, en algún momento, pueda monetizar el uso de la aplicación, recuperando las inversiones realizadas y así poder devolver el dinero aportado por los socios iniciales (friends & family, incubadoras, sociedades de capital riesgo, …).

La empresa en cuestión puede definir varios modelos de cobro de la aplicación (publicidad, suscripción premium, modelo freemium, …), entre los cuales existe la posibilidad de que sea el propio usuario el que deba pagar por el uso de una aplicación que ha usado durante mucho tiempo sin ningún tipo de coste.

Sin embargo, el coste para el usuario final de la aplicación no tiene por qué ser únicamente económico, y el mejor ejemplo lo tenemos con la última ‘spring of cleaning‘ que ha decidido realizar Google, y en la cual anuncia el cierre de (entre otras) Google Reader, lo que supone un gran revés para todos aquellos (como yo) consumidores de información que necesitan un buen lector de feeds que permita poder gestionar la información de una forma eficaz.

Porque el llegar a ‘depender’ de una aplicación gratuita, especialmente si ésta nos proporciona un gran valor, tiene un riesgo indudable…

 

Miguel Ángel Riesgo

Miguel Ángel Riesgo tiene un Executive Master en E-Business por el IE Business School y es licenciado en Gestión Comercial y Marketing por ESIC, así como diplomado en Informática de Gestión. Mantiene su blog profesional en el que habla sobre empleo 2.0 y marca personal, así como de gestión de equipos humanos. Colabora con Infojobs en su blog sobre orientación laboral, en la ‘escuela de comerciales’. Ha trabajado durante los últimos 7 años como Sales Manager en Infojobs.

4 comentarios en «No te confundas, ‘lo gratis’ nunca es gratis»
  1. Tienes razón en lo de la dependencia, pero con las aplicaciones de pago ocurre lo mismo. Durante muchos años manejé un paquete de aplicaciones del Word Perfect y pagué religiosamente las licencias. Una de ellas era una base de datos cuya genialidad no se ha igualado todavía a fecha de hoy. Años de trabajo metiendo datos se fueron al carajo cuando la aplicación fue comprada, no recuerdo por quién y simplemente la eliminaron del paquete. Recuerdo que aún la pude utilizar unos años más sin actualización, pero llegó un momento en que la mejora de los equipos y de los sistemas operativos la hicieron completamente incompatible. Así que, gratis o no gratis, el problema es el mismo.

    1. Gracias Ramón. Word Perfect, qué tiempos aquellos… 8:) Precisamente por lo que expones es imprescindible, sean apps de pago o gratuitas, asegurarse que integran un estándar abierto que permita salvaguardar la información en caso necesario. De hecho, yo diría que ahora mismo es incluso aún más necesario, debido al trabajo cada vez más habitual ‘en la nube’, donde solemos confiar en proveedores externos que gestionan nuestra información.

  2. Excelente post, hace mucho tiempo que vengo pensando que somos rehenes de empresas como Google (aunque soy fan), de facebook, etc. El caso de delicious, que uso mucho, y cambia a cada rato su interfaz, haciendo experimentos y usándonos como conejitos de indias. Pero leer el comentario de Ramón Cerdá, me preocupa aún más, ya que aunque sean apps de pago, de todas maneras no tienen en cuenta al usuario, y solo buscan su beneficio. Creo que la única forma de estar seguros es contar con tu propio sitio web, obviamente siendo dueño de los códigos fuentes, y tener siempre un back up de lo que no podemos perder. Ahora bien, como dice Ramón, el trabajo que se realiza utilizando una app, de selección de info, guardado, etc. se pierde y en muchos casos son horas y horas. También sufrí por la discontinuidad de Google Reader, pero la verdad todo tiene solución ya lo reemplacé satisfactoriamente por feedly, es cuestión de adaptarse. Gracias por brindar este espacio.

    1. Gracias Patricia. Sí, lo ideal sería poder contar con el código fuente, pero eso es difícil usando apps de terceros… 8:) En cualquier caso, lo mejor es ser consciente de las implicaciones y tratar de anticiparse a riesgos imprevistos, eso sí que lo podemos hacer. Y parafraseando a Alejandro Suárez en su libro ‘Desnudando a Google’, nosotros no somos sus clientes, sino el ‘cebo’…

Los comentarios están cerrados.

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